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Estudios recientes han encontrado que el cerebro humano crece más rápido después del nacimiento y logra alcanzar la mitad de su tamaño adulto a los tres meses de vida.

El cerebro del recién nacido crece un promedio de un 1% por día y a partir de los tres meses crece un 0,4% diario.

El cerebelo, una región del encéfalo cuya función principal es de integrar las vías sensitivas y las vías motoras, es la que más rápidamente crece ya que duplica su tamaño en los primeros 90 días de vida del bebé.

El cerebro comienza a funcionar a todo ritmo para que el bebé se adapte a su nuevo entorno, poniendo en marcha los mecanismos que involucran los sentidos y el movimiento.

Por tanto, en los primeros meses es esencial estimular los sentidos del bebé, por ejemplo a través de las caricias, hablándole a una distancia que pueda verte y con una voz suave. Los masajes, por su parte, contribuirán a que el bebé comience a tomar noción de sus propio cuerpo y esté mejor preparado para la fase del agarre, el gateo y más tarde para comenzar a caminar.

Conocer que el cerebro del bebé crece rápidamente en las primeras horas y días de vida y que crece tan espectacularmente en los tres primeros meses de vida, haciendo un gran esfuerzo para adaptarse a su nuevo entorno, nos hace justificar aún más las prácticas de apego.

El apego ayudará a nutrir su cerebro en pleno crecimiento y a crear un vínculo emocional sólido comenzando inmediatamente después del parto a través de la no-separación entre la madre y el bebé (ni un sólo minuto) y del contacto precoz piel con piel entre ambos.

Fuente: https://www.bebesymas.com/…/el-cerebro-del-bebe-crece-mas-r…

No pueden distinguir el sabor salado. Aunque nacen con una capacidad enorme para saborear,
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En el útero materno, el bebé ya lo tiene muy claro. Los científicos han mostrado que ya en el vientre de nuestra madre somos capaces de detectar el sabor dulce en el líquido amniótico. Entre las semanas 24ª y 32ª de gestación el feto comienza a percibir el sabor dulce y el ácido. El gusto por lo salado no lo desarrollan hasta aproximadamente los 4 meses.

En este proceso intervienen las papilas gustativas, cuyos nervios transmiten el mensaje al cerebro. La cantidad viene determinada genéticamente. Unas personas nacen con cientos de papilas, otras con miles. Así se explica cómo a tan corta edad, los gustos ya difieren de unos niños a otros, si bien los hábitos familiares también intervienen en su futuro paladar. También se ha demostrado que los alimentos que consumió la madre durante el embarazo determinan los gustos de los bebés.

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